miércoles, 31 de marzo de 2010

Tigres y "La mejor afición de México"


Es la imagen penosa que se pudo ver en las tribunas del Estadio Universitario el pasado sábado 27 de marzo. Según un sector de los involucrados y por los reportes de los medios, la confrontación se originó tanto por la nueva derrota de Tigres (0-1 vs. Toluca) como por las diferencias de opinión sobre si el técnico debía seguir o no. Tigres va mal, de eso no hay duda y sólo basta mirar la tabla: 9 puntos en 13 juegos. Lo cierto también es que desde que llegó Daniel Guzmán a dirigir al equipo tanto la prensa (el caso de El Norte), la televisión local han seguido el juego que por años les ha dado lucrativas ganancias: sabotear al equipo con rumores, medias verdades y noticias escandalosas. A los jugadores nuevos los atosigan preguntándoles si este año sí serán campeones y recuerdan que desde el 82 ("desde hace 28 años") el equipo no se corona, implicando en la pregunta el falso supuesto de que en cada uno de esos años el equipo realmente hubiera podido ganarlo. Desde hace años se difunden varios mitos sobre el equipo: que los jugadores son borrachos, que el técnico no sabe de estrategia, que todos vienen a cobrar y a robarle el dinero a la poderosa transnacional que renta al equipo. El zafarrancho del sábado es consecuencia directa de esa manipulación mediática y de dos mitos más que han destruido al equipo: el primero, que el dinero de CEMEX iba a ser la solución para tener un equipo ganador bajo la premisa neoliberal de que la gestión privada lo puede todo. A la vista está el resultado de esa fe en la lógica empresarial. El segundo es aquel que se repite en todas partes y que nadie está dispuesto a cuestionar: el de que la de Tigres es la mejor afición de México. Estos dos mitos tienen que ver con mucha de la soberbia engendrada por ese orgullo regionalista que (como los nacionalismos) sirve para unir, pero estorba para construir, para ver la realidad tal cual es. Mucho del odio que ahora muestran los aficionados contra Guzmán contiene mucho de xenofobia ("es de Guadalajara") y es en parte motivado porque el técnico cuestionó en varias ocasiones al público. La violencia de los hinchas que se liaron a golpes expresa la crisis de ese mito que institucionaliza la soberbia. Una soberbia que tiene su raíz en ese cerrado orgullo regional, y que, como se ve en la imagen, llega al colmo de enfrentar a los hinchas entre sí. Habría que salir de ese laberinto de espejos de una buena vez.

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