Las imágenes de televisión bien pueden servir como una metáfora de lo que México vive desde hace ya unos cuatro años largos . Son el retrato de un país en pánico.
Se juega el partido Santos-Morelia de la fecha 6 del campeonato nacional, 2011, en Torreón. Al minuto cuarenta, los jugadores corren, "despavoridos" (según quiere la frase hecha que se diga), a refugiarse a los vestidores. El comentarista pregunta qué pasa. Nadie lo sabe a ciencia cierta. Pero se escuchan tiros. Afuera. Y el campo de fútbol se vacía. En las tribunas, los aficionados se agachan y buscan esconderse debajo de los asientos Y los de la televisión sin poder explicar nada, comienzan a perorar a echar fuera su hartazgo, su indignación, su rabia. Su miedo. En seguida, según anuncia uno, el partido se suspende y la gente baja de las tribunas y corre por el campo para buscar la salida, al otro lado. Y es entonces donde verdaderamente comienza a verse la extensión del peligro: una multitud que huye presa del pánico, sin saber a dónde ir, dónde esconderse. El peligro ahora es la estampida. Los comentaristas tampoco tienen idea; uno aventura que los tiros vienen de un lado; otro pide calma; otro dice que esto nunca lo había visto; otro duda entre la indignación y la resignación.
La escena dura siete minutos pero concentra en ese breve lapso buena parte de la historia de estos cuatro años: se oyen tiros afuera, no sabemos de dónde vienen, el juego se suspende, los periodistas tampoco saben nada y tienen miedo. Parece que no queda más que correr y esconderse. Un país en pánico.
(Imágenes: You Tube)
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