domingo, 8 de enero de 2012

Monumentalidad de la corrupción: Costumbres barrocas

(Foto: Ángel Sánchez elpaís.com)

El monolito que aparece en la foto es una efigie de un político castellonense, el egregio benefactor que construyó un aeropuerto a su ciudad. Ya se sabe que ese aeropuerto es una rareza en el mundo: es el único que desde su inauguración carece de aviones. El detalle de que se haya construido un aeródromo sin haber necesidad parece ahora menor al lado del mamotreto que a modo de monumento se está levantando para homenajear al benefactor. El improbable y siempre futuro usuario de las instalaciones no podrá nunca olvidar quién tuvo la idea de levantar el edificio.




Entre tanto, en México ha causado similar indignación otro monumento que, aunque sin un rostro tan personal, ha sido ordenado por el presidente en turno para festejar los doscientos años de la independencia. Se trata de una especie de obelisco o columna enclavada en el centro de la capital que proyecta luces. En su construcción, al igual que en el caso del aeropuerto, se han invertido cantidades escandalosas de dinero, lo que hace pensar de inmediato en que lo que hay detrás de tanto cementos es la corrupción y desviación de fondos. Y la utilidad de ambas estructuras es la misma: es decir, es nula.

El revuelo y el rechazo público que obras como estas suscitan no parecen detener y ni siquiera inquietar a sus promotores. Ambos políticos proceden de acuerdo a una misma cultura política: el populismo de derecha que busca cubrir de adornos y de espuma vistosa el ejercicio del poder. Como si fueran monarcas del Barroco, entienden que lo importante no es la efectividad de su gobierno sino el adoctrinamiento de las masas. El monumento que se acaba de inaugurar en el Paseo de la Reforma está ahí únicamente para recordarle al ciudadano la majestuosidad del poder y para distraerlo con sus luces y su aparatoso e inútil despliegue de tecnología del hecho de que hay alguien que los domina. Y para convencerlos de que es bueno que sean dominados. Ignoro si la sofisticación de quien ocupa la presidencia en México llegue a tanto, pero lo que es seguro es que al ordenar la construcción de la torre responde al impulso de una tradición política bastante arraigada, que se remonta al absolutismo español y sus reverberaciones virreinales. A pesar de la oposición y de lo escandaloso e inmoral del despilfarro de dinero público, ha calculado que el gesto que refuerza su supremacía será entendido y aceptado por la inmensa mayoría.

La semana en imágenes según Cuartoscuro Inauguracion_Estela-9 – Animal Politico

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