lunes, 9 de enero de 2012

Sobre el Balón de Oro

I

Lionel Messi ha ido a Zúrich ayer a recoger su tercer balón de oro, el premio que antes daba la revista France Football y ahora da la FIFA. Un amigo me decía una vez que los títulos deberían bastar como premio para el que lo hace mejor. Su idea era que ya el ser campeón de una liga o el vencedor de una copa constituía era un mérito en sí mismo que volvía innecesario organizar una ceremonia al final de año para repartir un premio al mejor. Es como si al final del torneo de Wimbledon hubieran nombrado mejor jugador a Djokovic, o incluso (para mayor ironía) a Rafa Nadal. Bien, pues este sinsentido es posible en el balompié.

Y se debe a que el fútbol es un deporte colectivo, y hay una necesidad por individualizar, por distinguir de entre el conjunto a "los mejores". Y es aquí donde se arman discusiones eternas sobre "quién-es-el-mejor-jugador-del-mundo-si-Messi-que-es-el-que-mete-los-goles-o-Xavi-que-es-el-que-se-los-pone". Debates bizantinos que creo tienen más interés y pasión y mejores argumentos en el patio de cualquier colegio que los que inundan la prensa mundial.

Creo que en la discusión reciente sobre quién merece más la distinción subyace la desazón que el juego del Barcelona ha provocado en los últimos años. Más que nunca, el fútbol ha vuelto a ser un juego colectivo, en el que participan todos; en el que lo mismo ataca el portero que defiende el centro delantero. Me parece que el Barcelona incluso ha dinamitado la idea que teníamos de juego posicional. Para no ir más lejos, Dani Alvés fue nombrado en el mejor once del año como lateral derecho, pero esta temporada la ha jugado de extremo. Decir que Xavi es un pivote, mediocentro, medio de contención o cinco es sólo una convención del lenguaje: en la cancha juega a otra cosa. ¿De qué juega Messi? Se ha inventado eso del "falso nueve". Pero creo que Messi juega de Messi en el Barcelona de Guardiola. Es decir, se trata de un equipo en el que el esfuerzo de cada uno lo ha vuelto mejor, y en el que cada uno eleva su nivel gracias al esfuerzo del de al lado. Eso es lo que hace diferente a este equipo, que ya ha tenido reconocimientos y confirmaciones de que son los mejores de sobra ganando cinco de seis títulos en 2011.

II

He puesto la foto del ganador del balón de oro en 1999 porque disfruté mucho viéndolo jugar. Rivaldo era un jugador incontenible y un fenómeno en la cancha que luego de ese año espectacular se fue apagando poco a poco. 1999 fue la cumbre de su carrera y brilló por encima de todos sus compañeros de aquel año en el Barcelona. Siempre que escucho debates sobre quién es el mejor del mundo me acuerdo de Rivaldo y en qué hizo para ser considerado el mejor ese año. Más allá de los goles, él y Messi y Xavi e Iniesta comparten una característica esencial: son imprescindibles y si los quitas de la cancha se nota un hueco enorme, y necesitas variar la forma de jugar para poder suplirlo porque el que juega en su lugar no basta. Son únicos.

III

La foto de Rivaldo me hace pensar en otra cosa. Ahora que Messi ha ganado el premio tres veces consecutivas (si bien pienso que dentro de los absurdos de la historia quedará que en 2010 ningún campeón del mundo lo ganó) creo que el premio ha adquirido más prestigio. Es como la Copa del Rey: hace cinco años no era tan importante ganarla. La última, ya se vio, la festejó el Real Madrid como si fuera el mundial; y el año antes el Sevilla. En el año en que el premio lo ganó Rivaldo no recuerdo ningún debate ni remotamente parecido al actual. En 2006 se lo dieron a Cannavaro, y si bien más de uno levantó la ceja no corrieron ríos de tinta como hoy. Una vez más, me parece que el Barcelona y su juego ha contribuido ha cambiar la idea que tenemos sobre el juego y sobre ganar.

IV

Es un premio por el que votan jugadores, entrenadores y periodistas de todo el mundo. En realidad es como una encuesta de élite. Se supone que esta muestra de opiniones es lo suficientemente representativa y asegura al menos que intervengan los que se cree que saben más. Es lo que tienen los premios, que dependen de las opiniones de unos cuantos. Parece que este año el público (del mundo mundial) podía votar vía internet por el mejor gol. Ganó uno de Neymar, pero el de Rooney era por mucho el mejor. Se ve que los internautas brasileños fueron más que los de Manchester. De todos modos ese premio era una especie de consolación, como cuando dan el Óscar a los mejores efectos especiales.

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