martes, 22 de septiembre de 2009

"Los dos equipos salieron a ganar". Elogio de la perogrullada

Por: Teodoro Ornato

Después del partido de los Pumas del sábado 19 de septiembre de 2009, el Tuca Ferretti, en un arranque de creatividad, hablando del encuentro con Puebla, que terminó uno a uno, dijo que “Los dos equipos salieron a ganar”. Todo parece indicar que quiso referirse a que los dos equipos jugaron al ataque (aunque un análisis del partido podría poner en tela de juicio el diagnóstico), pero lo encantador es la hermosa frase que le salió. ¿Y a qué otra cosa podrían haber salido los veintidós jugadores al campo de juego? ¿Hay jugadores –más allá de los sobornados– que salgan a un partido a perder? Las reglas del juego, como las de casi cualquier juego, hacen de la victoria lo buscado. El hecho de que el entrenador, en una conferencia de prensa, tenga que subrayarlo es de por sí significativo. Porque no se trata de la descripción de una regla (“Al iniciarse el encuentro, los participantes deberán comenzar las acciones pertinentes destinadas a la consecución de la victoria”) sino de una obviedad que dice mucho del estado del equipo de los Pumas, del fútbol en general y, claro, de los periodistas, que oyen semejante perogrullada y, además, la retransmiten.

Los llamados periodistas deportivos, por cierto, son de nuestros grandes dadores de tonterías. Hace años oí a un locutor decir, luego de una jugada en la que la pelota pasó muy cerca del travesaño, lo siguiente: “Si entraba era gol”. Pues sí. En eso consiste el fenómeno llamado “gol”. Si el balón entra en el arco, es gol. Y si no, no.

Pero está muy bien que la perogrullada campee por nuestras bocas y orejas. Sirve, creo yo, para reafirmar nuestros escasos, endebles y tentativos conocimientos. La perogrullada confirma que el mundo sigue siendo tal como era, que no ha cambiado. Así que llegó la hora de defender la perogrullada. Desentendámonos de las connotaciones que traiga aparejada y regocijémonos en la ratificación de que todos podemos entenderlo todo porque todo sigue siendo lo mismo de siempre. Ya vendrán otros tiempos para aquellos que quieran decir y hacer cosas nuevas. Por ahora, a uncir la cabeza y la oreja al yugo de la repetición, que suficiente parece ser sobrevivir en lo mismo lo mismo lo mismo lo mismo.

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